Conviértete en todo un CHEF

Con tantos libros de recetas, blogs, redes sociales y programas de cocina, la presión social para saber cocinar algo más que una tortilla francesa o una hamburguesa ha aumentado estos últimos años. Y todos tenemos un amigo cocinillas que presume de saberlo todo sobre gastronomía. Sí, ese que sube a Instagram todo lo que cocina y come. El mismo que siempre le encuentra un “pero” a los platos que pide en los restaurantes. Ese que siempre ha probado la última moda foodie antes que nadie y al que nos da pereza invitar a casa por miedo a que crea que nuestros aperitivos estrella son un poco anticuados.

Y es que hoy en día parece que si no sabemos qué es la col kale, el kimchi, el kéfir o el kumquat somos unos ignorantes. Y que, si no tenemos nuestra propia receta de ceviche o de tarta de queso cremosa, no hemos hecho algún curso de cocina oriental para aprender a cocinar ramen, sushi, tataki o dim sum, o no servimos el calabacín en forma de spaghetti y el brócoli y la coliflor en forma de arroz, somos unos antiguos. Pero lo cierto es que, en muchos de estos casos, simplemente son modas, como lo fue el aguacate en su momento, las espumas de todas las cosas que puedas imaginar, los culís en los postres o decorarlo todo con crema de vinagre de Módena.

¿Es necesario seguir las últimas modas gastronómicas para triunfar entre nuestros invitados?

 
Aunque siempre es interesante conocer y probar nuevos alimentos, especialmente si hacen que nuestra dieta sea más saludable, es difícil estar al día de todas las tendencias gastronómicas, a no ser que dediquemos todo nuestro escaso tiempo libre a conseguirlo. De no ser así, lo más probable es que cuando te hayas pasado al té matcha y la kombucha, descubras que lo que se lleva son los destilados macrobióticos.
 
Si nos fijamos en las últimas modas gastronómicas para foodies, especialmente las que triunfan en las redes sociales, vemos que están basadas sobre todo en el producto. Y cuanto más raro, de origen exótico u oriental, desconocido y visualmente atractivo, mejor. También triunfan algunas técnicas de cocina, pero, aunque son muy efectistas y quedan muy bien en cámara, en el fondo son bastante sencillas.
 
Así que nuestra respuesta es no. No es necesario seguir las últimas modas gastronómicas para triunfar entre nuestros invitados. Puede ser interesante. E incluso realmente divertido. Pero necesario no.
 
En su lugar, nosotros te proponemos que des importancia relativa a las modas y que aprendas a dominar las técnicas de cocina que todo buen chef aficionado debería conocer. Así podrás adaptarte rápidamente a las nuevas tendencias y triunfar entre tus invitados, incluso si no usas los ingredientes estrella de esa semana en Instagram -o en la red social que la sustituya en un futuro no tan lejano-.
 

TÉCNICAS DE COCINA SENCILLAS QUE DEBES CONOCER PARA COCINAR CASI COMO UN CHEF PROFESIONAL

 
Cuando estás siguiendo los pasos de una receta o algún tutorial de Internet, es muy fácil encontrarte con términos de los que quizás hayas oído hablar mil veces, pero que no sabes exactamente lo que significan y lo que requieren que hagas.
 
Si lo que estás buscando es un tutorial sobre recetas básicas de cocina, no sigas leyendo. Pero si quieres conocer o profundizar en algunas de las técnicas de cocina básicas que todo chef domina a la perfección, este es el sitio indicado. Las siguientes son solo algunas de estas técnicas. Puedes usarlas como punto de partida.
 

1. Adoba, macera y marina tus ingredientes. Les darás un sabor único y especial y todo el mundo te preguntará cómo lo has conseguido.

 
Si te estás preguntando qué diferencia hay entre estas tres técnicas de cocina, de nuevo este es el post adecuado para ti. La verdad es que son tres conceptos muy similares entre sí y los tres son técnicas muy habituales en la cocina. ¡Veamos qué significan!
 
Adobar es introducir un alimento crudo, entero o fraccionado, dentro de un preparado llamado adobo (comúnmente compuesto de vinagre, sal, orégano, ajos y/o pimentón), con el objetivo de darle un aroma especial.
 
Macerar y marinar son términos fáciles de confundir. Se diferencian por muy pocos aspectos. Por macerar se entiende poner alimentos crudos, secos o confitados o bien hierbas y especias en un líquido durante un tiempo determinado. Esta técnica generalmente se usa en repostería, por ejemplo, para hacer mermelada de fruta.
 
Marinar consiste en poner un alimento en remojo en un líquido aromático y mucho más condimentado que el de maceración durante no más de 24h. Esto se hace para que el alimento esté más tierno, para suavizar sabores fuertes o para aromatizar los ingredientes antes de cocinarlos.
 

2. Flambear siempre gusta a los comensales, sobre todo si lo haces en la mesa, pero no puedes usar el primer alcohol que encuentres en casa. Esta es la forma adecuada de hacerlo.

 
Flambear o flamear significa rociar una preparación con un licor y prenderle fuego. Para flambear correctamente es muy importante elegir el alcohol correcto. No te conformes con la primera botella que encuentres y verifica que contenga entre 30% y el 40% de graduación. Las bebidas menos fuertes no se inflaman tan bien, así que renuncia a flambear con vino, cerveza, jerez o cava, y opta por licores destilados como ron.
 
Hay una gran variedad de platos que pueden flambearse. Para la carne, especialmente si es carne de caza o a las aves de corral utiliza licores como el Brandy. Si quieres flambear marisco, prueba con el anís para flamear langostinos o gambas. ¡Una delicia! En cuanto a postres, el plato flambeado más famoso es, sin lugar a duda, las Crepes Suzette, flambeadas con un licor a la naranja como el Cointreau o el Grand Marnier.
 

3. Una buena fritura siempre alegra una mesa. Y aunque freír es muy fácil, freír como un profesional no lo es tanto. Utiliza un utensilio de cocina adecuado y hazlo a la temperatura correcta.

 
Freír es sumergir un alimento en una gran cantidad de aceite caliente. Todos conocemos la definición, pero muchas veces no la aplicamos correctamente. De entrada, usamos una sartén. Pero freír en una sartén es difícil y no da muy buenos resultados, porque, a no ser que sea un alimento muy plano, el aceite nunca llega a cubrir totalmente los alimentos. Lo ideal sería hacerlo en una freidora, pero si no tienes espacio o no fríes a menudo, siempre puedes optar por cazuelas o cazos pequeños.
 
Para freír correctamente también es necesario calentar el aceite hasta unos 180º sin que llegue a humear. Los huevos, patatas o rebozados te quedaran mucho mejor y menos grasientos con esta técnica. Y recuerda, si filtras el aceite después de usarlo, lo podrás utilizar varias veces más .
 

4. Escaldar -o blanquear- los alimentos. Una técnica de auténtico chef que no se ve, pero se nota.

 
En cocina escaldar significa introducir un alimento en agua hirviendo durante un periodo breve de tiempo para limpiarlo y quitarle el polvo y los gases superficiales. Al hacerlo, conseguimos además darle una nueva tonalidad más viva e intensa.
 
Para escaldar correctamente, se debe llevar el agua a una temperatura de entre 80ºC y 100ºC en una cacerola alta durante un período que suele ir de entre 10-30 segundos a 2-3 minutos, dependiendo del alimento, de su tamaño y del corte que tenga. Para completar un escaldado correctamente, se debe enfriar el alimento rápidamente en un recipiente preparado con agua fría y hielo.
 
Seguramente has usado esta técnica para pelar tomates o frutos secos, entre otros. Pero también puede emplearse para suavizar el sabor o quitar amargor a ciertos alimentos, como las alcachofas o las berenjenas. Con ella conseguirás que tus verduras tengan una presencia mucho más colorida y apetecible en la mesa. Y si la usas antes de asar tus verduras, sabrás por qué las parrilladas de los restaurantes siempre están más blandas y sabrosas que cuando las cocinas en casa .
 

5. Recurre a algún clásico que requiera dominar una técnica de dificultad media, como las emulsiones. Recuerda que nadie se resiste a una buena salsa holandesa.

 
Emulsionar consiste en mezclar por la fuerza dos ingredientes cuyas propiedades impiden que puedan unirse de forma natural añadiendo un tercer ingrediente emulsionante que actúa como “mezclador”. El ejemplo más conocido es el agua y el aceite. No pueden mezclarse, pero sin embargo existen productos como la mayonesa y los aderezos de ensaladas, que se obtienen añadiendo este tercer ingrediente y batiendo con fuerza. El resultado es una mezcla de textura más densa y viscosa. Perfecta para salsas y aderezos. Los emulsionantes más comunes son las yemas de huevo, la mostaza, la gelatina o la goma xantana.
 
Los elementos que debes controlar para hacer una emulsión perfecta son el tiempo y la temperatura. El principal error que se comete al hacerlas es añadir las grasas demasiado rápido. Para evitarlo, mezcla primero los ingredientes líquidos con el emulsionante y después añade el ingrediente graso lentamente. Debes esperar a que la salsa tenga una consistencia viscosa antes de añadir el resto de la grasa. De lo contrario, se cortará.
 
Por lo que se refiere a la temperatura, debes evitar excederte. Por ejemplo, en las emulsiones con huevo, como la salsa holandesa, una mezcla demasiado caliente provoca que las proteínas del huevo se coagulen. El resultado es una salsa muy ligera, llena de grumos y en general poco apetecible.
 

6. Reduce, reduce y reduce para conseguir los sabores más intensos.


¿Cómo obtienen los cocineros profesionales sabores tan intensos en sus platos? Los buenos cocineros no añaden pastillas de caldo, potenciadores u otros aditivos. Los auténticos chefs practican la técnica de la reducción. Reducir es simplemente espesar una salsa o caldo, hirviéndolo destapado a fuego muy lento, hasta que adquiera consistencia de jarabe. Su sabor se intensifica a medida que se evapora el líquido.
 
Puedes reducir vino tinto, vinagre balsámico o de Jerez, zumos de naranja, brandy o coñac, caldos de carne o pescado, entre otros. Lo importante es reducir líquidos que tengan aromas y sabores que quieras intensificar y plasmar en tu plato. Te proponemos que practiques esta técnica cocinando una buena caldereta de langosta al vino blanco .
 
Estos consejos y conceptos te ayudarán a mejorar todos tus platos y a cocinar muchos más y mejor. Eso sí, no olvides seguir formándote y probando cosas nuevas para ir mejorando tus habilidades como cocinero día a día. Y es que en la cocina la creatividad es una habilidad más. Quizás, si te atreves a modificar un poco alguna una receta, agregándole o cambiando ciertos condimentos, puedas crear un plato extraordinario.

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